Gourgeous

Me perdía, me perdía quizá en sus profundos ojos color avellana, eran tan brillantes y tan elegantes. Qué se podría decir del cabello de su cabeza que era del color de un hermoso amanecer o como de un sol que iluminaba mi día, sí, y me perdía aun mas cuando el viento hacia de las suyas y lo despeinaba y lo enredaba, aun no se porque se enredaba si era tan lacio como sus pestañas.
Su sonrisa era la mejor sin duda alguna. Muy pocos tenían la suerte de habérsela visto, el no era una persona risueña pero cuando sus labios se curvaban hacia arriba nadie podía resistirsele. Sus labios eran color de cereza y su piel de un tono de otoño.
En sí, el era perfecto, hasta que realmente lo conocí...